martes, 11 de octubre de 2011

Una infamia, otra más. 1 año de prisión y 90 latigazos para la actriz de MY TEHERAN FOR SALE

En marzo de 2010, el Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria recibió la visita de la cineasta iraní Granaz Moussavi, quien había realizado una película que relataba las dificultades de una joven actriz de teatro alternativo de Teherán para emigrar a Australia en busca de un entorno asfixiante. MY TEHERAN FOR SALE comenzaba con el asalto de un comando de "vigilantes de la moral" sobre una fiesta clandestina en la cual hombres y mujeres, sin velos ni tabúes, bailan, charlan o se aman en algún rincón.

Los riesgos de humillación y tortura que aparecían en escena no eran en absoluto exagerados: la actriz protagonista del filme, Marzieh Vafamehr, ha sido condenada por las autoridades iraníes a un año de cárcel y 90 latigazos, precisamente por su participación en MY TEHERAN FOR SALE.

Manejamos algunas ideas para definir la situación. Represión del pensamiento, control de las conciencias, imposición de una teocracia, intolerancia medieval con especial saña sobre las mujeres. Pero esa indignidad del castigo físico, 90 latigazos sobre una mujer por haber dado su imagen y su experiencias a estas imágenes que hemos visto, y que por tanto nos han sido entregadas por ella y por Granaz y por todos los que se jugaron la piel, odio decir que literalmente, y la libertad, y la vida, al rodar un filme. Y que por eso mismo que nos entregó, sufrirá en su espalda 90 latigazos. Eso ¿cómo lo habremos de manejar? ¿Cómo estaremos a la altura del compromiso lanzado por la película, reforzado a su pesar por la decisión de los verdugos?

Con Granaz pudimos hablar, y mucho. De modo familiar, desde un fondo común en el que ser coetáneos, hoy más que nunca, tiene mucho más peso que los orígenes y la historia cultural y política del lugar de procedencia.

Granaz sabía que su película era una enmienda a la totalidad del régimen, y que sobrepasaba con mucho los límites, no sólo de lo que es permitido decir, sino de lo que es permitido representar en Irán. Asentada en Australia, Granaz tuvo la cobertura de una compañía de producción del país de acogida. De hecho, MY TEHERAN FOR SALE es una película australiana, aunque pensada y filmada por iraníes que forman parte del "underground" de la cultura capitalina. Marzieh recibirá 90 latigazos. En nombre de todos los que la hicieron posible, pero será solo ella, su espalda y ninguna otra, la que sufra esa injuria. Si no lo evitamos, de algún modo, si ello es posible.

Ante algo así, no es posible eludir el compromiso real que adquirimos al ver y hacer visible una película, frente a todo poder.

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